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El Pelafustán

26.1.16

Balcarce no es Simón y el gatito está muerto























La inflación en diciembre trepó al 6,5%, la más alta en años. Hubo remarcaciones del 250%  y el poder adquisitivo de los trabajadores privados retrocedió hasta 10%. Los delitos que se adjudican a Milagro Sala son menores a los del procesado Sturzenegger, pero es la dirigente jujeña la que está presa. La sensiblería republicana que exasperó a los anti-K durante el gobierno de Cristina está anestesiada.

Datapuntochaco  

A 40 días de haber asumido, el presi Mau cumplió a pie juntillas con el poder económico concentrado del país: devaluación, eliminación y rebaja de las retenciones al campo y despidos masivos en el Estado, que incluyeron“limpieza” en medios de comunicación públicos e intervención al organismo de aplicación de la ley de medios. Todas esas medidas perjudicaron a los sectores de menores ingresos, incluida la clase media encantada con el maurismo, aun cuando en las tapas de los diarios de la corporación mediática no hubo títulos catástrofe sobre sus efectos regresivos.
En un recuadro minúsculo, La Nación mencionó el sábado en su portada que la inflación de diciembre trepó a 6,5%, el más alto en años, según el índice recomendado por el Gobierno, el de San Luis. Así, el combate contra la suba de precios que prometió Macri durante la campaña parece por ahora infructuoso. Las estimaciones privadas hablan de una inflación anual de entre el 30% y el 40%. En los tiempos de Cristina la prensa corporativa y el ahora oficialismo adjudicaban la ola remarcatoria a la falta de una política antiinflacionaria del kirchnerismo. Sin embargo, ahora, con índices más altos, no dan razones sobre la escalada.
El Sindicato de Empleados de Comercio de Rosario detectó en diciembre remarcaciones del orden del 250 por ciento en carnes y del 144 por ciento en productos de almacén. En productos de fiambrería, la remarcación de los hipermercados llegó a superar el 120 por ciento, en verduras y frutas el 190 por ciento y en productos de higiene, el 159 por ciento. Esos son los incrementos máximos entre precios al público y el costo de compra del establecimiento, pero en todo el cuadro elaborado en base al relevamiento se observa cómo se reiteran los abusos entre diversas cadenas, muchas veces en línea sobre los mismos productos.
El poder adquisitivo de los trabajadores del sector privado retrocedió entre 7,6 y 10,1 por ciento entre noviembre y enero, según un artículo de Página 12, que reproduce datos de Cifra, el centro de estudios de la CTA que coordina el economista Eduardo Basualdo.
La aceleración en la inflación que precedió y acompaña al combo de políticas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri asestó el mayor golpe al salario real de los últimos trece años. Solo la megadevaluación de 2002 supera la magnitud de la actual caída en la capacidad de compra de los asalariados por los aumentos de precios en los bienes de consumo masivo, fundamentalmente los alimentos.
Los datos son provisorios y recién serán publicados en febrero, pero los guarismos arrojados por los índices de precios provinciales para diciembre y mediciones realizadas durante las primeras dos semanas de enero inclinan la balanza hacia el escenario de máxima.
Los indicadores de San Luis y Capital Federal, muletos recomendados por las autoridades del Indec para atravesar el apagón estadístico, arrojaron subas de 3,9 y 6,5 por ciento en diciembre, respectivamente. Desde Cifra advierten que, si bien resta conocer cómo reaccionarán los sindicatos en las discusiones paritarias, la transformación macroeconómica en marcha requiere una contracción todavía mayor del salario real y un incremento en el desempleo. 
Todo hace pensar que el kirchnerismo se quedó corto con la llamada “campaña del miedo” impulsada antes del balotaje, alertando sobre la dureza del plan económico de Cambiemos. El coqueteo del presi Mau en Davos y los elogios que recibió en Suiza de parte del pillaje internacional entusiasmaron al Gobierno y todo indica que “la decisión de volver al mundo” (Joaquín Morales Solá dixit) acarreará más ajuste, más represión y más revanchismo. 
La detención de Milagro Sala en Jujuy es un episodio más del intento de Cambiemos de arrasar con todo lo que sea o huela a K, al que el radical Gerardo Morales, gobernador de esa provincia, se adhiere fervientemente. La dirigente de la Tupac Amaru está presa por delitos excarcelables – “instigación a cometer ilícitos y tumulto”–, menos graves de los que se lo acusa, por ejemplo, al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, en la causa por el megacanje.
Según cuenta Fernando Cibeira en Página 12, el “republicano” Morales consiguió “hacerse de una mayoría automática” en el Superior Tribunal de Justicia jujeño. “Luego de su triunfo electoral, en una sesión de madrugada, consiguió la ampliación de la Corte de cinco a nueve miembros. Dos diputados radicales que participaron de la sesión después renunciaron para asumir como jueces de la Corte ampliada. Ni Carlos Menem se animó a tanto”. 
Pese al alto impacto de las políticas regresivas del maurismo, el sector social muy crítico del kirchnerismo dejó de insultar en las redes sociales o en las colas del supermercado. Ya no está la “yegua” a la que adjudicaban las diez plagas de Egipto.
El nuevo Indec resolvió suspender la publicación ya no solo de los índices de pobreza, tan reclamados por el ahora Gobierno y la corporación mediática durante los años de Cristina, sino también el que mide la variación mensual de los precios. Es un ocultamiento liso y llano que no despierta ninguna crítica de parte de quienes se indignaban con las cifras del organismo durante el gobierno anterior.  
Tampoco la sensiblería republicana de los caceroleros  anti-K –que hasta se movilizaron por las restricciones a la compra de dólares–  se inmuta hoy ante las medidas verdaderamente antirrepublicanas del presi Mau, a quien no le tembló el pulso para derogar leyes por decreto y pisotear la Constitución.
Ni siquiera resultó ofensivo ver al perro Balcarce sentado en el sillón presidencial. ¿Qué habría ocurrido si Cristina hubiese hecho lo mismo con Simón?
Pero no se trata solo de perros. “‘Si Macri gana, este gatito morirá’ fue el chiste con imagen que se hizo popular en las redes sociales como ironía ante la suma de desgracias que decía el kirchnerismo que ocurrirían con el candidato de Cambiemos en la Casa Rosada”, recuerda Cibeira. Y agrega: “Podríamos decir ya que el gatito no solo murió, sino que lo hicieron a la parrilla”.

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